En nuestro mundo actual el internet es indispensable debido a la gran variedad de ventajas que aporta la conectividad de artefactos, no obstante, internet también presenta importantes inconvenientes.
La ciberdelincuencia busca adelantarse continuamente a las nuevas tecnologías. Durante el presente año también amenazarán la seguridad de dispositivos como móviles, ordenadores y hasta electrodomésticos, los cuales cada vez adquieren más funciones gracias a internet. A continuación detallaremos las tendencias que se prevé para este año:
Los dispositivos móviles actuales contienen una gran cantidad de información personal que podría estar en riesgo al caer en manos ajenas.
La creencia de que los ciberdelincuentes atacan solamente a los ordenadores es falsa. En recientes informes de firmas de seguridad se indica que los móviles son, cada vez más, objeto de ataques. En el tercer trimestre del año pasado se registraron cerca de 6.400 nuevas amenazas para Android, uno de los sistemas operativos para móviles más utilizados en el mundo.
Una de las tácticas empleadas por algunos ciberdelincuentes es diseñar aplicaciones que pueden ocultarse en juegos inofensivos para después descargar un software malicioso.
El lanzamiento al mercado de un gran número de aplicaciones nuevas induce a los cibercriminales a probar suerte en lograr esquivar el fuerte control de la App Store. No obstante, el soporte flexible de Android para las App Stores de terceros, seguirá favoreciendo que dicho sistema sea un blanco más fácil que iOS.
Muchos objetos electrónicos ahora son capaces de realizar nuevas tareas como ser controlados a distancia e intercambiar datos con otros dispositivos. Todo gracias a la conexión a la red vía wifi o Ethernet.
No obstante, todos los aparatos conectados a internet podrían sufrir ataques. Cada vez son más los artefactos tecnológicos que forman parte de nuestra vida cotidiana.
Se prevé que para 2020 habrá 50.000 dispositivos conectados a internet. ¿Será posible que vivamos en un mundo “hackeable” en todos los aspectos? Cada día dependemos más de la tecnología y esta tendencia puede crear nuevos riesgos. Para evitar ser víctima de futuros ataques es importante seguir nuevas pautas de protección.
Los riesgos del Internet de las cosas llegarían a nuestros hogares con la domótica, sistemas de lectura de consumos de gas, electricidad, sistemas Smart City para automatizar el alumbrado público y señalización de tráfico, entre otros.
Así como la ingeniería social continúa evolucionando y la ciberseguridad comienza a destacar, las compañías han empezado a invertir más en protegerse de los ataques informáticos. Los expertos manifiestan que los “ransomware” -que secuestran datos- seguirán amenazando en 2016 y podrían incluso potenciarse aún más.
Los posibles ataques a los hogares –e incluso a los coches– mediante los artefactos conectados a internet haría indispensable tomar medidas de precaución extremas para impedir los ataques de este tipo que podrían llevar al secuestro de casas o coches. Los atacantes también podrían hacer públicos los datos privados, si la víctima no paga un rescate.
Otra de las técnicas que utilizan los ciberdelincuentes es aprovechar el interés de los usuarios por los nuevos gadgets o las ofertas de dinero gratis para que hagan clic en anuncios fraudulentos que instalan software malicioso.
Los servicios “cloud computing” y la virtualización de las infraestructuras son otras de las preferencias actuales en la digitalización de las empresas. Dichos sectores también serán objetivos de los ciberdelincuentes. La vulnerabilidad Venom, que se presentó el año pasado, demostró el potencial del malware para evadir un hipervisor e ingresar al sistema operativo en un entorno virtualizado.
Según recientes informes, el incremento de la confianza en la nube pública y privada hará que este tipo de ataques sea más rentable para los cibercriminales. Aprovechando que muchas apps acceden a sistemas basados en la nube, los dispositivos móviles proporcionarían a los atacantes un vector para acceder de forma remota a clouds privadas y públicas e inclusive redes corporativas que estén conectadas.
Es importante proporcionar nuevas medidas de seguridad que permitan disfrutar tranquilamente de las nuevas tecnologías, considerando también la importancia de no restringir las libertades de los usuarios para impedir que surja la llamada “libertad vigilada”.